viernes, 2 de octubre de 2009

No para de llover en la vieja ciudad, los ríos de piedra ahora se tornaron brillantes y por sus espaldas de forma sigilosa transitan las gotas unidas. Aun hay otras que vagan por el espacio apresurándose a llegar a la tierra, la gente corre como escapando de ellas y cubriéndose con la mano para no mojarse... Parece que escampa y a este milagro le precede un torrente de melancolía, una epidemia de tristeza y yo improviso un café e intento encontrar las palabras más cuerdas, porque aquellas que agonizan en la locura pueden conducir al sortilegio al cual no podría sobrevivir.

El farolito de la 3ra calle se enciende confundido por la oscuridad, entonces recuerdo aquellas tardes en que me embriagaba en las luces del ocaso, caminado por las calles de Colis, nada mas que iluminado por el empeño de no ser lo que querían que fuera.

2 comentarios:

  1. me has transportado a tu vieja ciudad e incluso me he mojado, por que yo no corro de la lluvia.
    Gracias por tu visita y palabras
    Tu hijo crecera feliz , seguro que si.

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  2. "nada mas que iluminado por el empeño de no ser lo que querían que fuera."
    Los anhelos de los que nos quieren no siempre son lo mejor para nosotros. Tenemos que diseñar nuestro propio destino.

    No suelo usar paraguas... ;)

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